La vida viene sin hoja de reclamaciones. ¿A qué esperas?

Espera… que la vida… viene sin hoja de reclamaciones…

En la entrada de hoy quiero hablarte de una anécdota personal que cuando la cuento me hace reír un montón pero en su momento me generó mucha indignación.

Pero antes de nada quiero preguntarte:

¿Cómo llevas tú las ESPERAS? (Sí, me refiero a esperar y esperar… ¿qué te genera?)

Voy a hablarte de mí… La verdad que pensaba que el tema de esperar lo llevaba bastante bien, hasta que un día me di cuenta de que varias ESPERAS que para mi eran importantes, se habían empezado a acumular en mi vida… y…

¿Te ha pasado alguna vez que como dice el dicho «¿El que espera desespera»?

Pues eso fue exactamente lo que me pasó…

infografía, el que espera desespera

Un día me desperté indignada después de soñar que tenía que esperar muchísimo tiempo para muchas de las cosas importantes en mi vida, abrí los ojos y me di cuenta que no era un sueño, que era mi realidad actual… Esperar para un posible traslado y cambio de ciudad que después de más de un año buscando parece que no acaba de llegar, esperar para esto y lo otro… Esperar… esperar… y esperar…

Se acumularon todas las ESPERAS de mi vida ese día con total intensidad y me levanté con el pie girado… pasé por una anécdota tras otra pero saqué grandes conclusiones.

Estaba indignada y enfadada con el mundo y con todo lo que me rodeaba… Me fui de casa enfadada, enfadada en general… me subí al coche y me fui a un centro comercial.

Era domingo… llegué tan pronto que aún no habían abierto… me fui sin mirar ni la hora que era. Por suerte había una cafetería abierta y pude desayunar…

Mientras desayunaba, pensaba qué podía hacer para mejorar el día, ¿qué estaba en mi mano para poder cambiarlo?

Estuve un buen rato hablando con una amiga y eso me ayudó a cambiar mentalmente de aires y encarar el día con ganas de pintarlo de un color alegre y esperanzado.

Me propuse dedicar ese domingo a hacer cosas que me apeteciesen y a media mañana me dispuse a mirar libros en una librería, es algo que me encanta hacer y me permite disfrutar sin pensar en nada más …

Después di una vuelta y entré en un par de tiendas, sin prisa, con tooodo el tiempo del mundo…, a mi ritmo.

No es que me sintiese especialmente contenta pero sí sentía que retomaba un poco las riendas del día y me empecé a sentir bien.

Hasta que….

Se hizo la hora de comer y pensé «voy a comer algo aquí en un momento y así me voy para casa sin tener que pensar en cocinar, etc.»  Oh… ERROR….

Bueno… entré en un sitio de comida más o menos rápida (eso pensaba yo……..) no quiero hacerles publicidad así que no diré el nombre pero digamos que tú pides tu comanda y te vas a una mesa con la bebida a esperar a que te llamen por el nombre para recogerla. Normalmente, van muy rápidos, en cuestión de unos 5 minutos ya te llaman…

Pues… casualidades de la vida, ese día no fue así… El día prometía y la bendición de las ESPERAS había recaído sobre mí…

reloj clásico de mesa plateado y blanco

Esperé y esperé…. y esperé… y me acabé la bebida… Entonces empecé a darme cuenta de que estaban llamando a gente que cuando yo había llegado no estaban ahí…

Habían pasado más de veinte minutos y decidí levantarme para preguntarle a la persona que gestionaba los pedidos si podía mirar mi ticket ya que me parecía que mi pedido se les había traspapelado.

¿Quieres saber su respuesta? «Espera, ahora te llamaremos» (ni miró el ticket)…

Bueno… me senté otra vez… y ESPERÉ….

Diez minutos después… me volví a levantar, me puse al lado de un chico al que habían llamado para que recogiese su pedido y le pregunté a qué hora tenía él el ticket… Como era de esperar… había pedido veinte minutos después que yo y ya estaba recogiendo su comida.

Volví a decirle al camarero, que por favor mirase el ticket porque había habido algún error y mi comanda se había traspapelado.

¿Su respuesta? «Eso es IMPOSIBLE»

Ommmmm….. paciencia…….. paciencia………. 

«¿Imposible? Mire usted los tickets y las horas…»

Con mucho descaro, arrebató el ticket de las manos del otro cliente y de las mías, y dijo… «Ah pues sí, ESPERA que ahora lo pido».

¿Puedes imaginarte cómo me sentí?

Ahora me río porque en realidad son cosas minúsculas, no era nada grave pero en se momento no podía comprender por qué todo parecía girar entorno al mismo tema… ESPERAR.

¿Qué he hecho yo hoy para merecer esto? pensaba…

Entonces se me ocurrió, voy a pedir la «Hoja de reclamaciones» 

Sí… estaba en todo mi derecho de pedirla porque habían traspapelado mi ticket y estuve esperando cuarenta minutos para comer una ensalada. Cuarenta minutos y el trato recibido fue deplorable y finalmente ni una disculpa.

El chico tiró la hoja de reclamaciones en la mesa… y yo me dispuse a rellenarla… fui a entregarla y… SORPRESA, el camarero (que tampoco debía tener el día) se había ido… Me atendió otro empleado y cuando se disponía a poner el sello de la empresa en la Hoja de reclamaciones…

MÁS SORPRESAS! el sello no iba… estaba estropeado, lo intentó arreglar y finalmente funcionaba pero no tenía tinta… y me dijo que no podía sellarlo…

¿Pero por quéeeee esto? Con lo sencillo que es entregar una hoja de reclamaciones… Ommm…. paciencia…

Le pedí que lo firmara con nombre completo y dni anotando que no podía poner el sello porque no tenían tinta. Se negó y se dispuso a llamar por teléfono al camarero de antes (el que se había ido) porque resultaba ser el encargado…

Laura… Espera…

Y esperé… finalmente llegó y me dijo textualmente que no le daba la gana de poner el sello ni de firmar la hoja.

Bueno, a partir de ahí, más OMMMMM….. e intentando ser educada hablé con él diciéndole que si tienen hojas de reclamaciones están obligados a permitir su cumplimentación y entrega… que busquemos la manera de poderlo solucionar…

Caso omiso…

Posteriormente llegó otro encargado… y se discutió con el encargado inicial… Pero el resumen fue que no pude entregar la hoja de reclamaciones al no quererla firmar.

Finalmente opté por irme con la hoja pensando en exponer mi queja a través de otras vías más resolutivas.

El segundo encargado, me siguió por los pasillos del centro comercial y me llamó para disculparse… ¡De película!

Ese día me sentí como la protagonista de una tragicomedia.

Y es que en realidad la vida… viene sin hoja de reclamaciones. 

Quizás lo leas y puedas pensar… pues qué tontería… ¡Pues sí! yo también lo creo… (risas) pero ese día hasta la noche no pude reírme, estaba disgustada y enfadadísima… A veces cuando nos ofuscamos no logramos ver más allá de nuestras narices…
Por suerte, eso me sucedió sólo un día y no es habitual en mí.
Me parece divertido y por eso lo he querido compartir contigo. Lo más importante de esta historia son las cosas que aprendí y que te explico a continuación.

4 Conclusiones a las llegué y que creo que te pueden ayudar:

1# FLUIR con las circunstancias y tomarse las cosas tal como vienen es una gran opción.

2# Esperar puede ser divertido porque puedes tener una ESPERA ACTIVA en la que estés ocupada/o y haciendo otras cosas en el aquí y el ahora que te llenen y te centren en el momento presente aunque con proyección de futuro.

3# ACEPTAR que las cosas son como son y que por mucho que intentes cambiarlas no siempre están en tu mano.

4# ASUMIR que lo que sí puedes cambiar es TU PROPIA ACTITUD frente a las circunstancias por muy adversas que sean.

¿Y tú, has tenido algún día de este estilo? ¿Te gustaría compartir como lo afrontaste?

Te animo a comentar, estaré encantada de leerte y responderte.

Si te ha gustado, ayúdame a difundir el artículo en las Redes Sociales para poder AYUDAR a MÁS PERSONAS.

Gracias y saludos,

firma_LAURA_reducida

5 comentarios en «La vida viene sin hoja de reclamaciones. ¿A qué esperas?»

  1. Yo no he tenido un día. Llevo una semana así. Resulta que la conexión a internet se ha estropeado. La compañía low cost le hecha la culpa a la compañia del monopolio. Alegan que no me pueden enviar nadie al domicilio porque sólo la compañía del monopolio lo puede hacer.

    Además me llama el lunes pasado un técnico diciendo que vendría el martes a las 13….yo esperando y encima me quedo sin comer. Me tengo que ir a trabajar a las 14.

    Vuelvo a llamar armado de paciencia y me dicen que me espere que se arreglará en breve., Escribo un correo a la compañía y me dicen los mismo…que me espere que se está solucionando. Ayer por la tarde volví a llamar…y pasó lo que tuvo que pasar.

    Que me cansé de esperar. He llamado a la compañia del monopolio y que me instalen fibra óptica. Conclusión. El monopolio telefónico de internet existe. Tanto si nos gusta como si no. Con lo que hay que pasar por el tubo sí o sí. Las Compañías de telefonía low cost están cogidas por l,os idem…

    La actitud de esperar no me ha servido más que para cambiar la mía. Se acaba un problema…veremos si vienen nuevos.

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    • Hola Juanjo,

      Como bien explicas, hay circunstancias que no dependen de uno pero sí depende sólo de ti tu posibilidad de elegir y la actitud que tomas frente a lo que te sucede.

      En tu caso, has decidido cambiar de compañía por sentirte «en tierra de nadie» y no te has quedado esperando pasivamente con la frustración que eso conlleva.

      Gracias por compartir con nosotros tu historia.

      Un saludo,

      Laura

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  2. Comparto una muestra de esa acción de «esperar»: Hace como 5 años rescaté un producto bancario al hacerme falta el dinero, pues bien una vez efectuados los trámites de rigor, esperé la emisión de la transferencia al número de cuenta indicado por mi, pasadas varias semanas sin ver nada, pregunté para ver si me habían devuelto y me dijeron que todavía podía demorarse, otras dos semanas para esperar y nada, vuelvo a preguntar , ésta vez con ruego comprobaran número de transferencia para evitar errores, pero no comprueba nada y tengo que llamar otra vez al cortarse la conversación, ésta vez comprueba y veo que el número está equivocado, la transferencia fué efectuada a otro número de cuenta, no indicado por mi, éste número de cuenta encima estaba en números rojos y tras efectuar reclamación el banco no devuelve, yo que insisto que la transferencia se ha efectuado a un número de cuenta equivocado y no indicado, que reclamo ante el defensor del cliente, luego ante el servicio de la Dirección General de Seguros y fondos de pensiones, la DIrección al año resuelve, me dan la razón, me remiten transferencia otra vez y…… vuelven a equivocarse y a enviarla a otro número de cuenta en números rojos y equivocado, vuelvo a reclamar, otra vez a esperar, salgo en los medios de comunicación contando el caso, otra vez esperar, hasta que consigo que me envien otra vez el dinero, ésta vez por cheque a mi nombre, voy a cobrarlo y cuento lo sucedido a la persona que estaba en el banco, zas….. se caen terminales y no me puede pagar, otra vez a esperar…… varios años de espera, hasta conseguir que cobrar el dinero….. y esto es «pecata minuta», paciencia infinita y tela de reclamaciones y horas de espera en ventanillas y escritos….. pero al final lo consigo…. ¡¡¡¡qué respiro¡¡¡¡ me parecía D. Erre que Erre sin Don. Gracias Laura ya te contaré más de éste tipo, lo importante es esperar activamente y luchar para conseguir algo. Atte. José Manuel. BADAJOZ.

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    • Gracias José Manuel por compartir tu experiencia, parece de película pero son cosas que pasan… Lo importante es la actitud que tomaste, que no desististe y lo pudiste resolver. ¡Me alegro!

      Un saludo,

      Laura

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  3. Pues teniendo en cuenta que contaba con un informe de INSOSTENIBILIDAD DE UN SERVICIO JURÍDICO MUY CONOCIDO Y DE RECONOCIDA SOLVENCIA, ha sido toda una odisea, naturalmente contacté con ese servicio jurídico NACIONAL y le remití el resultado obtenido para que tomara buena nota de lo que había logrado con la paciencia y la persistencia, todo ello siendo LEGO EN DERECHO pero con una paciencia a prueba de bombas. Saludos, tengo muchas aventuras como esta y más difíciles, siempre digo que no existe niebla tan densa que el sol no disipe y la paciencia es exigente cosechera. atte. José Manuel.

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