¿Te cuesta poner límites a los demás y acabas diciendo que sí?

Antes de que leas el artículo quiero invitarte a ver un breve vídeo introductorio:

Imagina que estás ante un semáforo en rojo…

semáforo en rojo encima de una barra horizontal con un pájaro y cielo gris

 ¿Cómo te sientes?

Una señal de «stop» cuando andamos por la calle o circulamos con el coche, por lo general, no nos genera mayor implicación emocional. Observamos un semáforo y damos por sentado que puede estar en verde o en rojo y en función de lo éste que nos indique seguiremos avanzando o nos detendremos.

Pero, ¿Qué pasa cuando la señal de «stop» nos la da una persona ya sea amigo, familiar,…?

A simple vista, podría resultar tan sencillo como sucede con las señales de tráfico, pero… en la práctica como sabrás, muchas veces no es así y se generan complicaciones que se extienden a nivel psicoemocional y relacional.

¿Cómo sueles responder ante una negativa?

  1. De manera pasiva: sintiéndonos víctimas, decepcionándonos, llorando, …
  2. De manera agresiva: levantando la voz, atacando física o verbalmente a la persona que nos marca el límite, …
  3. De manera pasivo-agresiva: intentando atacar al otro de manera pasiva, por ejemplo: negarle el saludo o la palabra, hacerle el vacío, …
  4. De manera asertiva. Ésta es la respuesta más sana y adecuada, (nos detendremos en este punto más abajo).

¿Y cuándo eres tú quien necesita decir que no, cómo lo afrontas?

Ante los límites que ponemos o nos imponen, entran en juego a nivel psíquico diferentes factores:

  • la capacidad de respeto hacia uno mismo,
  • la capacidad de respeto hacia el prójimo y
  • la capacidad para aceptar límites.

Para comprender mejor este tema es imprescindible que veamos el concepto de asertividad.

La asertividad es capacidad de comunicar a los demás cómo nos sentimos, qué pensamos o qué nos gustaría hacer, poniendo nuestros propios límites de una manera honesta, tranquila y partiendo del respeto hacia los propios derechos y los de los demás.»

Para lograr asertividad es necesaria una sana autoestima y habilidades de comunicación que te permitan:

  • respetar tu propio deseo y opinión, asumiendo que ésta puede no gustar a otras personas;
  • sentirte capaz de establecer límites para cuidar tu bienestar psicoemocional
  • lograr decir que no sin ofender y sin sentirte culpable;
  • aceptar y asumir que las demás personas tienen derecho a hacer lo mismo y respetarlo.

Recordar la siguiente cita y tenerla presente te ayudará a comunicarte con asertividad:

La libertad de uno se termina donde empieza la libertad de los demás.»

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Muchas gracias.

Un saludo,

firma_LAURA_reducida

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